Escultor y poeta autodidacta que adoptó el Chaco como residencia, donde desarrolló su obra escultórica y poética. Participó activamente del incipiente grupo de intelectuales y artistas de la sociedad chaqueña entre las décadas de 1930 y 1950 y constituyó el germen de El Fogón de los Arrieros, convirtiéndose en el "Capataz" de esta mítica institución de trascendencia internacional.Creó una galería de tipos humanos del mundo rural y de pequeños poblados del interior argentino, que fueron expuestos en Capital Federal y en distintas ciudades del interior del país a lo largo de sus veinte años de producción, para luego de su muerte recorrer las principales capitales de Europa y Nueva York.Por causa de una enfermedad, Mena murió en 1954 en la ciudad de Rosario, habiendo dejado una notable obra de poesía nativista y una producción escultórica cercana a las 500 tallas de madera, especialmente de curupí. Su galería de tipos humanos, supera lo anecdótico y circunstancial, para convertirse en una visión de mundo y en un ejemplo de maestría técnica conjugado con una concepción escultórica que hace caso omiso a la cuestión de escala. La originalidad de su obra lo consagra como una de las figuras artísticas más singulares del arte del interior argentino.
Juan de Dios fue a la madera por las ramas del rocío y en el corazón del Chaco encontró un bosque dormido.
Con paciencia de quebracho iba tallando los sueños y de su imaginería salía el rostro del pueblo.
Cuando el vino nombrador recuerda a Juan de Dios Mena y su memoria en mi guitarra es de sonido y madera y el árbol que no lo olvida lo busca en la primavera.
Que puro oficio su oficio hecho de puro silencio la vida andaba en sus manos y el la tallaba por dentro.
Se apagó, quien lo diría bajo la luz de Mendoza y en sus manos detenidas dormía un bosque de aromas.
Cuando el vino nombrador recuerda a Juan de Dios Mena y su memoria en mi guitarra es de sonido y madera y el árbol que no lo olvida lo busca en la primavera.