El Fogón de los Arrieros es un buen ejemplo de la importancia de la cultura en Resistencia. Se trata de una fundación iniciada en 1968, con el objetivo de promover las artes plásticas en la ciudad. Se encargaron de colocar en plazas y calles numerosas esculturas y pinturas murales de artistas renombrados, pero también de los talentosos que recién daban los primeros pasos de sus carreras.
Hoy, el local perteneciente al Fogón de los Arrieros exhibe con orgullo obras de reconocimiento internacional, como las piezas escultóricas de Quinquela Martín, Stephan Erzia, Raquel Forner y las inmensas pinturas de Fernando Arranz y Demetrio Urruchúa, fuertemente ligadas a la historia de los nativos americanos de la región.
También cuenta con muchas obras colectivas, realizadas por las manos de muchos artistas, y organizan muestras itinerantes procedentes de diversos museos y centros culturales de la Argentina.
HISTORIA DEL FOGÓN DE LOS ARRIEROS
Por: Hilda Torres Varela - Diciembre 1979.
El Fogón nació con Aldo Boglietti, como un estilo de vida, y fue creciendo hasta tomar forma y espacio en el solar de Brown 188, en 1943. Allí se nutrió, día a día, y en la tertulia de los martes ("hoy, martes, café y entrada gratis'), la historia de una amistad honda, la de Aldo Boglietti con los hombres de este Chaco y con sus caminantes.
Entretanto, el Fogón se fue volviendo taller de pintores y escultores. Ahí vivió y tallaba Juan de Dios Mena sus tapes de curupí, entre 1944 y 1954. Allí trabajaron Carlos Schenone, ]osé Zali, René Brusau, Víctor Marchese. Y algunos que como julio Vanzo, Sergio Sergi, Aquiles Badi, Gustavo Cochet, César Fernández Navarro, Raúl Schurjin, Jacinto Castillo, Raúl Monségur, Lorenzo Domínguez -y olvido a muchos- se integraron fugazmente o en breves permanencias.
En aquellos años, una vez finalizados los actos que realizaba el Ateneo del Chaco -exposiciones, conciertos, conferencias-, el Fogón era obligado puerto de refugio de artistas e intelectuales, y de su público. En un clima sin solemnidad se ahondaba la charla, las preguntas brotaban fáciles, se quebraban las barreras de la fama. Y Aldo Boglietti se movió entre todos facilitando el acercamiento , sin perder jamás ese don tan único dé dar y de darse sin que su gesto generoso pesara en quien lo recibió.
Con igual actitud, restando valor a lo que hacia, siendo lujo de amigos y de anfitriones, en choque abierto con el escepticismo de quienes depositaron más fe en "el lugar" que en quien le había insuflado vida, abordó entre 1952 y 1955 la aventura del "Nuevo Fogón ". Rompió con mitos y temores, y encontró en la sensibilidad y la inteligencia del arquitecto Horacio Mascheroni a quien fue capaz de comprender y dar forma a su idea. Una casa que fuese inusual y de su tiempo, donde se reacomodasen tantos mundos pequeños como habían crecido al calor de las paredes modestas del "Fogón Viejo". La prueba de que tenía razón está en que poco después nadie hablaba ya de "viejo" ni "nuevo" Fogón, sólo se hablaba de El Fogón". Allí, por fin tuvieron cabida digna algunas de las audacias de los sueños de Aldo Boglletti: murales de Urruchúa, Vanzo, Marchese, Monségur; paredes, escaleras y puertas pintadas por Capristo, Jonquíéres, Grela, Gorrochategui, Vázquez, Líbero Badil, Bonome, Arranz, Fernández Navarro, Brascó. Dentro y fuera, y hasta en las terrazas también transformadas en jardines, conviven Noemí Gerstein, Lucio Fontana, Pettoruti, Erzia, Páez Vilaró, Soldi, Severini, Castagnino, Uriarte, Gambartes, Pucciarelli Bigatti, Barragán, y muchos más. Aldo Boglietti sabrá, como Le Corbusier, que una casa debía ser una máquina productora de felicidad. Y para lograrlo más plenamente hizo de El Fogón -que era su casa- la casa de todos los amigos, y en 1968 la transformó, junto con su cuantioso patrimonio, en una Fundación privada y de bien público.
Sin embargo, la imaginación y los sueños de Aldo Boglietti no podían limitarse entre paredes, por abiertas que éstas fuesen. Deseaba transformar la ciudad, deseaba que el hombre de la calle aliviase su rutina entre obras hermosas, jardines y esculturas. Y desde 1962 se lanzó a una nueva aventura y a una nueva lucha, más dura que las anteriores: contra la apatía, contra la burocracia y hasta contra la alarma de los eternos cautos que llegaron a alertar ante el peligro de su "locura". Y tenían razón en efecto, siempre es locura querer convencer a quienes duermen, de la necesidad de estar despiertos y de permanecer despiertos. La calles, las plazas, las banquinas de Resistencia se llenaron de verde y de flores, de murales y esculturas. Hoy ya no hace falta abogar por esa obra ni conseguir adeptos. El camino está abierto, todos han comprendido. Otros -con oportuna lucidez- se han encargado de seguirlo.
Algún día ha de inscribirse en la puerta del Fogón de los Arrieros una frase de André Malraux que Aldo Boglietti, en su premura por dar, no tuvo tiempo de asentar allí como deseaba: "En dos o tres mil años, tal vez después de una explosión nuclear, si un caminante solitario llegase a recorrer estas ruinas, es necesario que él pueda decirse: algo ocurrió aquí durante un momento de la historia del espíritu".
Fundación desde 1968, por voluntad de su creador, Aldo Boglietti (1908-1979), su nacimiento es parte de una leyenda que confunde nombres, fechas, hechos, lugares y hasta voluntades. Aldo Boglletti repetía, incansable, que nunca existió el propósito de hacer de su casa algo determinado, que jamás planeó lo que habría de ser el Fogón una vez transcurridos el hacer, el convivir y el andar de los años. Como en el proceso de ‑una sociedad no existe la generación espontánea, es justicia recordar que detrás de esa historia que comienza en 1944, en Brown 188, existió un clima de espera, cierta ansiedad y una peculiar atmósfera humana que había ido desarrollándose en Resistencia, a través de grupos e individualidades que buscaron romper con la chatura que regía, opaca, la vida de esta capital de territorio fronterizo.
La vida del Fogón, la que comienza en 1944 y acaba con la muerte de Aldo en 1979 -la vida posterior del Fogón busca aún su propia identidad- fue precisamente eso, "la casa de Aldo". Mezclando modestia y humor - innatos compañeros de toda su vida quiso bautizarla con el nombre de "la casita del labrador", pero hombre sin manías ni terquedades inútiles -porque terco fue cuando resolvió en 1961 transformar a Resistencia en un jardín de murales y esculturas y no cejó hasta lograrlo-, aceptó sin esfuerzo el otro nombre, el de "fogón de los arrieros", propuesto por su amigo Juan de Dios Mena, ya por entonces en instancia de contradecir el precepto de "hacer noche y no aquerenciarse". Porque la verdad es que Mena "hizo noche y se aquerenció" en la casa de Aldo Boglietti, en El Fogón de los Arrieros, allá por fines del 44, cuando el Fogón ya tenía un año de existencia.
Para algunos, la añoranza del Fogón se sitúa entre valores ambiguos que lo Identifican con su condición de "nuevo" o "viejo". Sin embargo, hay un solo Fogón de los Arrieros donde conviven, idénticos y disímiles, juventud y madurez de una vida Intensa, el Viejo y el Nuevo.
El Viejo Fogón, el primero (Brown 188. 1944-1955) es el que desde un bamboleante cartón redondo, enorme ("Hoy, martes, 22 horas, café y entrada gratis") invitaba a escuchar lo que "alguien" -amigo o caminante, local o forastero habría de decir, y también a compartir la demorada y muchas veces ruidosa tertulia del rescoldo. Casa sin puertas ni llaves, de febril vaivén humano. Casa con un diccionario propio ("arriero", "paracaidista", "engrane", "teléfono") donde ambientes y lugares (Salón verde, cementerio, pulpería) pedían, para existir, más ejercicio de Imaginación que sensato manejo de los sentidos.
Es el Fogón donde entre la audacia y el asombro de los mismos que fuimos sus actores nacieron muchos de los mundos que darían fisonomía y vida peculiar a la casa: el retablo titiritero, el taller de pintores y escultores, el teatro leído y más tarde Teatro del Fogón (1949-1977), su incesante actividad cultural, su Boletín mensual (1953-1965), las amistades profundas y la misma Orden de la llave (1955-1979). Es el Fogón que conocieron y en ocasiones hasta habitaron, entre otros, Paco Aguilar, Pablo Rojas Paz, Alfredo Varela, Luis Jiménez de Azúa, Stefan Erzia, León Felipe, Aquiles Badi, Arturo Barea, Rafael Alberti, Nicanor Zabaleta, Francisco Romero, José Babini, Andrés Segovia. Enrique Molina, Raúl González Tuñón, Witold Malcuzynsky, Jorge Luis Borges, Lorenzo Domínguez, y olvido a muchos. Es el Fogón donde vivió Juan de Dios Mena de 1944 al 54. Diez años que no lo fueron porque entre 1952 y 1954 Mena se Instala en Posadas para colaborar con René Brusau y Víctor Marchase en la construcción del Palacio del Mate, y luego emprende el viaje a Mendoza, que habría de ser el último.
El Nuevo Fogón (Brown 350, 1955-hoy) es la forma concreta de la conjunción de los sueños de Aldo Boglietti y la audacia arquitectónica de Horacio Mascheroní, Intérprete revolucionario, original, y al mismo tiempo respetuoso de los mundos y proyectos que albergaba la vieja casa chorizo, pequeña y pintarrajeada, de Brown 188. Lo de Fogón nuevo lo decían algunos con orgullo, otros, reacios a su fisonomía de vanguardia, con recelo. Aldo gozaba recordando la visita de un conscripto que entró un domingo de mañana, echó un vistazo y se fue lanzando un despectivo: "¡éste es un Fogón existencialista!". No tenía sin duda la menor idea de lo que podía querer decir existencialismo, pero marcaba su decepción por no haber encontrado un excluyente reducto folklórico y por la Importancia que allí se daba -y se sigue dando- al arte contemporáneo. Pettoruti, Severini, Badi y Badíl, Fontana, Jonquiéres, Kosice y otros no eran manjares de su paladar. En este Fogón recalaron, entre muchos más, José Luis Romero, Pettoruti, Córdova Iturburu,
Nicolás Guillén, Petit de Murat, Carlos Ottolenghi, Haroldo Conti, Juan Antonio Solara, Jorge Romero Brest, Damián Bayón, Marta Lynch.
Frecuentar el Viejo Fogón era una forma de desafío, de afirmación, de saberse libre. Ir al Fogón Nuevo llegó a ser con el tiempo, para no pocos, una aspiración social y hasta un sello de "buen tono": el Fogón de los Arrieros había entrado en su institucionalización, se lo había aceptado. Su vida, sin embargo, no cambió de uno a otro, de Viejo a Nuevo. Lo que se modificó fue la actitud de la sociedad para con él.
Viejo o Nuevo, adentro alentaba el mismo calor, la misma espontaneidad; todos nos sentíamos capaces de imaginar o de crear. Ninguna idea parecía alocada o excedía lo posible según el patrón de medida del "peón" Aldo Boglietti. Algunas se confirmaban felices, otras morían sin velatorio ni ceremonias. Organización indefinible, la más perfecta "desorganización organizada" según frase del mismo peón, reinaba en el Fogón una democrática anarquía, respetuosa y respetable, en la cual Aldo generaba actividades, iniciativas. Las provocaba, las nutría, las ayudaba a existir, haciendo él el primero. Y en eso es exacto aquello de que "al Fogón lo hicimos entre todos", como respondía Aldo a quienes lo interrogaban. "Todos", fuimos como una enorme maquinaria perfecta que sin embargo se paraliza cuando se le retira la energía o el combustible . . .
Virtual trujamán y alma de la casa, Aldo Boglietti se reservó desde un principio el papel de peón, de esta cofradía, dejando para siempre el lugar de capataz para Mena. Peón vitalicio te ha nombrado Mena/-dice Julio Acosta en un soneto-, que especulando reserva su cargo, / apto para el buen uso del letargo / que sobreviene a una abundante cena. / Te dejas explotar en la faena. / Esa broma de peón va para largo. / Trabajas solo y manda, sin embargo, / un capataz de barba y de melena / . . .
El análisis agudo de Dardo Cúneo encuentra la razón de esta "elección del segundo puesto", no en su ausencia de vanidad, sino en una actitud pensada, racional, de la que no estaban ausentes ni el agudo sentido del humor ni la risa de Aldo: el segundo lugar, el de "peón" de su propia casa, le permitía defender su espacio para la espontaneidad, para liberarse de lo solemne y de lo trivial. "Porque el segundo lugar, en Aldo -dice Dardo Cúneo-, es la comodidad del alma disidente". Gyula Kosice complementa esta valoración: "Dueño de una bondad inagotable, sabía sin embargo afinar la agresión para con el conformismo, la mediocridad, lo solemne y las convenciones". Porque allí donde las cosas parecían adocenarse estaba el Peón para impedirlo. Por eso logró mezclar valores, individualidades, cosas dispares, obteniendo armonía, sin rozar lo vulgar ni lo cursi, rechazando toda concesión, destripando al provincianismo.
Hoy que es buena la hora para la síntesis y la verdad, hora en la que ya no caben los pudores con que se disculpan algunos silencios, es oportuno repetir lo que escribiera Bernardo Canal Feijóo: "Aldo Boglietti fue un realizador de irrealidades y un irrealizador de realidades. Mejor, fue un fundador y un constructor. Fundador y constructor de ciudades inexistentes, insertas en el sonido y la furia de la ciudad cuadriculada". Las "ciudades inexistentes" fundadas por el peón Aldo Boglietti existen en verdad en Resistencia, en el Fogón de los Arrieros y en sus plazas y calles pobladas del hermoso silencio de murales y esculturas, y en ese río sordo y activo del enorme culto a la amistad que sembró por el mundo.
DEL "HORARIO" Y OTROS INSÓLITOS
(de la "Guía Fogonis")
Desde su nacimiento y hasta 1955 el FOGÓN permaneció sin llave y abierto día y noche. Aldo y Mena se habituaron (Mena con menos placer...) a sentir que a medianoche se prendía la luz de sus dormitorios mientras paseaban, reían y comentaban grupos incesantes, numerosos, de personas que casi nunca habían visto en ninguna parte
Pasando años y corriendo fama, los grupos de visitantes del Fogón aumentaron. Con ellos, los ruidos e inconvenientes de vivir en algo así como una autorruta obligatoria, y de propiedad universal.
Por eso, a pesar del cartelito de la entrada " . . .ABRE LA PUERTA SIN LLAMAR Y PASA") la invitación sólo es válida después de las 21. . . Salvo que Ud. logre disponer del tiempo y buena voluntad de algún "Llave" -según nuestro Petit Fogonet Illustré: : LLAVE, "individua o individuo a quien por méritos misteriosos y siempre muy justos se le ha otorgado la posesión de la Llave del Fogón"- quién puede abrirle la puerta y acompañarlo en la visita fuera de ese horario.
Y por eso también, algunas veces (muy pocas en el año: el 20 de AGOSTO, día del Fogón, o en ocasión de espectáculos, conciertos, conferencias o reuniones de amigos) usted corre el riesgo de haber hecho miles o millones de kilómetros y tropezar caen un cartelito escrito con la mejor buena voluntad, pero que al visitante le cae como Pedrada en el hígado: "HOY NO SE VISITA EL FOGÓN, PERDÓN Y GRACIAS".
Pero al margen de los horarios, existen otros insólitos en la reglamentación interna de nuestra casa. Un cartel de la puerta advierte LAS VISITAS QUEDAN RESERVADAS A PERSONAS MAYORES. Traducido: prohibida la entrada de menores de 15 años.
NO. No somos antropófagos. Ni infanticidas. No odiamos a los niños. No tuvimos infancias atroces. Tampoco somos devotos de San Herodes.
SI. Sabemos que SUS NIÑOS son perfectos, excepcionales, incapaces de tocar ni con la mirada ninguno de los objetos expuestos. Pero en cambio están las de otra señora que ponen deditos llenos de pizza o caramelo sobre los cuadros, practican vueltas carnero en las alfombras arrastrando todos los frágiles en la caída, sacan los objetos para, mirarlos de cerca, etc., etc. (los etcéteras llenarían 15 tomos), y tenemos el prejuicio burgués de la LEY PAREJA: NO DEJAR HACER A JUANITO LO QUE PROHIBIMOS A PEPIN.
MADRE/PADRE: No se crea insultado. Ni nos insulte. No se altere, eso envejece.
NIÑITO: No te traumatices por este lenocidio de tu libertad visceral. . (¿!?).
Y por si le interesa: aseguran los psicólogos, los sociólogos, los pediatras y los organismos internacionales de protección a la infancia que TODOS LOS NIÑITOS DEL MUNDO, CUALQUIERA SEA SU COLOR, SE CRIAN MAS SANOS, MAS SONRIENTES, MAS ROSADOS si a las 21 horas están acostaditos y dormiditos. Hasta se ha demostrado que eso no les impide soñar con el revólver último modelo regalo del papi amantísimo . . .
En cuanto a "PROHIBIDO ENTRAR CON RULEROS" . . . creemos innecesario aclarar.
¿Cambia usted las pañales de su nene en el mostrador del banco?
¿Lleva, la brocha para afeitarse mientras almuerza en un restaurante?
¿Sale a la calle con el cepillo de dientes en la boca?
¿Se imagina a una irresistible Sofía Loren con ruleros y llena de crema?
Cuando su esposa, novia, hija, amiga, maestra o secretaria salga con ruleros, llévela a algún lugar donde usted pueda entrar en camiseta, tiradores y pantalón de pijama, pero no venga al Fogón . . .
¿QUE ES EL FOGÓN DE LOS ARRIEROS?
por Alfredo Veiravé
Introducción en la “Guía Fogonis” impresa por El Fogón de los Arrieros.
Para responder a la pregunta extraemos, entre cientos de artículos publicados dentro y fuera del país, un fragmento de Alfredo VEIRAVE porque nos parece sintetizar mejor la historia, la vida, y hasta el espíritu de la casa, ese "algo" por instantes inasible que se niega a las definiciones.
Es posible que el visitante de hoy experimente más tarde idéntica limitación cuando intente traducir su propia versión fogonesca, vacilando entre lo subjetivo y lo tangible, entre obras de arte y obras del afecto, entre lo serio sin solemnidad y el humor insinuado o desbordante, entre lo que en realidad vemos u oímos y un laberinto de sugerencias.
Esta que llamaremos GUÍA FOGONIS por el placer de fastidiar a latinistas y latinófobos, a unos con el uso pedestre de tan exquisito instrumento lingüístico y a otros con el recuerdo de la antigualla, sólo pretende ayudar al visitante a ver, o ayudarlo a encontrar... Los otros "encuentros", los imprevisibles, o ya están dentro del mismo visitante o esperan en algún rincón que nadie podría anticipar.
Día llegará tal vez en que renunciemos a buscar entre lo conocido la fórmula que explique al FOGÓN DE LOS ARRIEROS, y desechando Rastros, Pulgas, Pandoras o Bric-à-Bracs nos inclinemos ante nuevas familias de palabras. Ahí deberían estar, creemos, fogonitis, fogonterapia, fogonero, fogonfobia, fogonismo...
Pero "¿que es el-fogón-de-los-arrieros?" para ALFREDO VEIRAVE
"Cada vez que uno sale del Chaco y viaja, se encuentra siempre con alguien curioso, intrigado, expectante, que le pregunta: ``¿Qué es el Fogón de los Arrieros . . . ?".
"Comienza entonces el devaneo alrededor de ciertos hechos que que lo hicieron posible años atrás. Uno de los hechos fundamentales de esa historia fue, sin duda, el encuentro y la amistad de un tipo‑humano y otro tipo-artista, en una vieja casa de la calle Brown, aquí en Resistencia: Aldo Boglietti y Juan, de Dios Mena. Casa que poco a poco se convierte en lugar de vivir, lugar de estar, lugar de quedar, lugar de posar, de iluminar la brasa de la amistad (y aquí comenzó a funcionar el símbolo o los símbolos de la amistad "fogonera").
"Desensille, haga noche pero no se aquerencie". Era una frase del capataz del naciente Fogón de los Arrieros, el hondo criollo Mena, tallista de tipos humanos regionales, traspasados de humor y de socarronería, dolientes a veces, aparentemente frágiles estructuras de la blanda madera del curupí chaqueño.
"Entre Mena y Aldo, y también entre su hermano Efraín y todos aquellos que gustaban de las largas tenidas hasta el amanecer, ya sea de arte o de simple vida vivida, se fue haciendo un núcleo cada vez mayor. Deberíamos decir, para no ser injustos con nadie, que cada uno de los fogoneros hizo su propio fogón alrededor de la amistad común y sobre las dos imágenes proyectadas por aquellas dos personas que se constituyeron en Capataz y Peón, respectivamente. Después, aquél rincón de amigos (artistas o no), tuvo su encuentro con la trascendencia, comenzó a hacerse conocer fuera, comenzó a constituir un sonido que pasaba de mano en mano: "Si vas a Resistencia, andá a visitar el Fogón de los Arrieros . . . ".
"Después vino el gran salto. Con la consiguiente melancolía de los que siempre se aferran al pasado, con la alegría de los nuevos que vislumbran otro futuro. El Fogón se trasladó a su casa propia, a un edificio construido esta vez para ser El Fogón de los Arrieros. Fue como un sueño de un hombre a quien hombres libres dejaron que soñara. El arquitecto Horacio Mascheroni lanzó así, como de una plataforma espacial, un nuevo fogón. Mena murió sin habitarlo, como al otro, aunque allí ha quedado su cuarto vacío que ocupan todos los que siguen pasando, sus ahora famosos "tapes" de curupí y parte de su espíritu creador, concitador de todas las energías de un Fogón incansable, infatigable.
"Como es lógico en todas las grandes empresas humanas que trascienden, las cosas y los seres se nuclean alrededor de alguien o algo. Aunque él lo niegue y diga que El Fogón somos todos ("son todos los que hacen algo por EL Fogón"), el Fogón de los Arriero es Aldo Boglietti.
"Un ritmo que no cesa desde 1943 y que ha hecho posible que el Chaco cuente entre sus recuerdos a cuanto hombre célebre, ilustre, pintoresco, famoso o no, pero de calidad humana pareja, haya pasado por las temporadas culturales de este "Museo del Disparate", "Rincón de Amigos" o "Fogón existencialista" como lo definió un conscripto que una vez entró, miró, y en vez de ponchos y guitarras o lanzas, vio cuadros de Pettoruti, Soldi, murales de Julio Vanzo o René Brusau, la hélice del avión de lean Mermoz, la gallina de los huevos de oro, el frecuentado bar, la pista de aterrizaje de los platos voladores y unos versos en la puerta que son una promesa de buena vida: "Si has de agregar una sonrisa al vino / y a la sal que te ofrece nuestra casa, / detén pasajero tu camino / abre la puerta sin llamar y pasa".
GUÍA PARA LA VISITA
(de la "Guía Fogonis)
Usando el plano numerado y anotado, usted sabrá - más o menos a qué corresponden los nombres "made in casa" que damos a cada lugar, y dónde están las obras y objetos enumerados en las listas siguientes, las cuales por supuesto no están completas .ni mucho menos (nuestro folleto se titula "Guía"y no "Inventarió"...).
Planta Baja
1) Entrada 2) Salón principal 3) Pasillo-Bar 4) Atelier (el N° 4 fue secuestrado por un comando de arquitectos. Imagínese arriba de 6 y abajo de 14). 5) Jardín del lago 6) Rotonda 7) Patio del Gomero 8) Jardín Salsipuedes 9) Jardín-Pileta15) Galpón Crotos - Parrilla
Primer Piso
10) Biblioteca 11) Habitaciones privadas 12) Terraza calle 13) Jardín flotante 14) Terraza - Platos Voladores
¿QUE ES JURIDICAMENTE EL FOGÓN?
Por decisión de su fundador y propietario, el 20 de febrero de 1968 se constituyó la FUNDACIÓN EL FOGÓN DE LOS ARRIEROS. Cumplía así el deseo de dar forma jurídica a esta institución destinada a promover y facilitar, sin finalidades de lucro, el desarrollo de la cultura y el arte, dentro del culto a la amistad.
Por esa vía se buscó asegurar la existencia de un todo que a veces se llamó BOLETÍN, otras CAMPAÑA DE LAS ESCULTURAS, TEATRO DEL FOGÓN, Biblioteca "Juan de Dios Mena", y también. -por qué no- tertulias del Bar o veraneo junto a la pileta. Porque en todo eso, y en cada una de esas partes está el FOGÓN DE LOS ARRIEROS.
Ya como Fundación, El Fogón está dirigido, representado y administrado por un Consejo Directivo
¿CÓMO SE MANTIENE EL FOGÓN?
Aunque le cueste creerlo, el Fogón subsiste gracias a la "Gallina de los Huevos de Oro". No fue fácil conseguirla, pero para El Fogón existen pocos imposibles...
Por otra parte, nunca está de más aclarar que el Fogón no recibe fondos ni subvenciones del Vaticano, ni de la U.S.A., ni de la U.R.S.S., ni de la Masonería, ni de las derechas izquierdistas ni de las izquierdas conservadoras, ni de ningún "ismo" foráneo exótico, excéntrico, sideral o telúrico. Aunque se lo diga y se lo jure alguien mejor informado que nosotros. Y aunque de buena gana los recibiría...
ULTIMA INFORMACIÓN SOBRE EL FOGÓN
Municipalidad y facultad de arquitectura juntos, para revalorizar el patrimonio arquitectónico
jueves, 06 de septiembre de 2007
Se firmó acuerdo entre la comuna, la Facultad y Fundación Fogón de los Arrieros
La Municipalidad de Resistencia, la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste y la Fundación del Fogón de los Arrieros firmaron un acuerdo de trabajo que se enmarca en las actividades que se desarrollan en la Maestría en Gestión y Medio Ambiente, el Paisaje y el Patrimonio, y se entregó a la intendente Aída Ayala un estudio completo donde se plasma el registro y clasificación del Patrimonio Moderno de la ciudad, que la comuna se encargará de promocionar y difundir.
El trabajo tiene origen en una tesis de la arquitecta Marcela Bernardis sobre el tema “Humberto Mascheroni: Arquitectura, Vivienda y Ciudad (1950 – 1970) Líneas de Instrucción para la conservación del Patrimonio Moderno”, donde la Municipalidad de Resistencia y la Fundación del Fogón de los Arrieros se comprometerán a brindar toda información y apoyo logístico que fuera requerido.Tomaron parte en la oportunidad, el Vice decano de la FAU, arquitecto Marcelo Cocatto, la Secretaria Académica de esa Casa Altos de Estudios, arquitecta Inés Presman, el secretario del Consejo Directivo, arquitecto Mario Merino, la coordinadora de la Comisión Honoraria de Edificios y Sitios Históricos, arquitecta Mabel Mateo, la Directora del Centro de Estudios Históricos, Arquitectónicos y Urbanos del Nordeste, arquitecta Ángela Sánchez Negrette y el Vicepresidente de la Fundación Fogón de los Arrieros Marcelo Gustín.
Ayala: recuperar el sentido de pertenencia
La jefa comunal agradeció “este inventario de nuestro patrimonio arquitectónico. Para nosotros que somos la Capital Nacional de las Esculturas y ya tenemos un patrimonio hoy nos comprometemos a difundir nuestro patrimonio arquitectónico. Tenemos edificios que debemos promocionarlos y arquitectos que han aportado un gran valor. Esto hace al sentido de pertenencia porque es la ciudad que tenemos y la ciudad que queremos”
Bernardi : es un reconocimiento
La autora del estudio explicó que “el objetivo de esta maestría es el reconocimiento de la arquitectura moderna a través del estudio y la catalogación de obras de vivienda familiar, ejecutadas por arquitectos que, consideramos, son los responsables de la arquitectura moderna. Ellos son los arquitectos Mascheroni, Bianchi y Galdeano. El trabajo resume esa catalogación desde 1950 a 1970.”
Gustín: revalorizar la arquitectura
El representante del Fogón de los Arrieros detalló que “este acuerdo de trabajo tiene como objetivo la revalorización de la arquitectura moderna con valor patrimonial. El trabajo redundará en beneficio de la comunidad porque se pretende la declaración de Interés Público Municipal del edificio del Fogón de los Arrieros como uno de los baluartes.”
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